miércoles, 8 de junio de 2011

Ollanta Presidente y un homenaje insólito

Como ya todos saben, Ollanta Humala prevaleció en la segunda ronda de las elecciones presidenciales peruanas por sobre Keiko Fujimori. El resultado fue verdaderamente ajustado, y como bien observa Ricardo, es un resultado que llama a CON-CER-TAR. Siguiendo los consejos de Ricardo, me puse a navegar por el portal de El Comercio. A las 20:45 del lunes (sí, es viejo, pero me colgué...) seguía siendo casi todo sobre Keiko: Keiko reconoce la victoria de Ollanta, Keiko saluda a Ollanta, 5 razones para la derrota de Keiko. Después mencionan que Chávez festejó el triunfo de Humala y auguró una nueva era, que la bolsa de Lima tuvo la mayor caída de su historia, y ya se van a temas como el implante capilar de Rooney, el cambio de dieta de Cameron Diaz y una nueva computadora portátil que se carga con luz solar. Del nuevo presidente, nada.


No así en la blogosfera argentina, donde las elecciones peruanas han sido objeto de mucho debate, y donde es claro el apoyo generalizado al compañero Ollanta: el Coronel en este muy buen post, Eddie en esta foto de Ollanta, Mancuso acá o Marcelo Falak acá. Además de la amplia cobertura de Ricardo en Los Huevos y las Ideas, Abel también escribió bastante sobre el tema en su blog.


En ocasión de la primera ronda, yo había escrito un post sobre las elecciones peruanas, titulado "Gana Fujimori". Es medio tarde para aclarar cosas que uno escribió en abril, pero leyendo este post de Abel me doy cuenta que el título impacta pero confunde... el Fujimori del título es el padre, no la hija. Además de querer que ganara Ollanta, yo creía que iba a ganar (y eso lo escribí en los comentarios). En realidad, yo creía que le iba a sacar unos 10 puntos a Keiko y que iba a hacer una mejor elección en Lima de la que finalmente hizo. Pero bueno, si tengo que salir a explicar lo que escribí la razón obvia es que no fui lo suficientemente claro la primera vez (mi consuelo es que El Faco me entendió de una...).


Y ahora quiero usar este humilde espacio para homenajear a Alan García Peréz. No se habló mucho del Presidente en este proceso electoral, y no es santo de mi devoción, pero hay que reconocer que cumplió con las modestas expectativas que se le depositaron. Cuando le ganó a Ollanta en segunda vuelta en el 2006, mi entusiasmo fue similar al que me generó la designación de José Luis Machinea como Ministro de Economía de la Alianza. "Ah, qué bueno revivir los lindos momentos del pasado", pensé.


Los últimos tres años del primer mandato de Alan como Presidente del Perú (1988-1990) fueron como los últimos meses del gobierno de Alfonsín en esteroides. Con la participación estelar de Sendero Luminoso. Con que no repitiera el desastre de su primera presidencia era suficiente. La deuda social es gigante, y creo que Ollanta es el que mejor representa la necesidad de un cambio de políticas, pero el país no está en llamas y la economía está estabilizada. Parece poco, pero para Alan García no lo es.

viernes, 3 de junio de 2011

I MICA: Mercado de las Industrias Culturales en la Argentina

La Cancillería se encuentra coorganizando del 2 al 5 de junio, junto a la Secretaría de Cultura y los Ministerios de Industria, Turismo y Trabajo el I Mercado de las Industrias Culturales en la Argentina (MICA). Es una iniciativa de la Secretaría de Cultura con el objetivo de concentrar en un mismo espacio de negocios a las distintas ramas que hacen a las industrias culturales.


Después de la crisis del 2001, las industrias culturales han sido uno de los sectores de mayor crecimiento de la producción argentina, tanto en valor agregado, en creación de empleo y en generación de exportaciones. Hoy en día, en palabras de Jorge Coscia, representan un 3,5% de nuestro PBI. La Secretaría ha generado una serie de informes sobre las industrias culturales y su impacto en nuestra economía, que pueden ser visualizados acá.


Para esta primera edición se ha trabajado con seis subsectores: audiovisuales, discográficas, editoriales, escénicas, videojuegos y diseño. Además de una extensa programación de seminarios, talleres y eventos, el corazón de MICA son rondas de negocios con aproximadamente 200 compradores que han sido invitados de 31 países del mundo para conocer in situ la oferta argentina. Cada uno de estos compradores tendrá, en promedio, 15 agendas de negocios con empresas argentinas de cada uno de esos rubros.


Cada una de las agencias gubernamentales participantes ya venía trabajando, por su cuenta, con el tema de las industrias culturales. Como Cancillería, y dentro de nuestro ámbito de actuación, hace varios años venimos apoyando la internacionalización de las PyMEs del sector a través de la organización de misiones comerciales y participación en ferias.


Para mencionar unos pocos ejemplos, la Cancillería viene coordinando stands y pabellones argentinos en ferias como la Feria del Libro de Frankfurt (este año vamos por primera vez a las ferias del libro de Lima y Rio de Janeiro); Semanas de la Moda en Nueva York y Colombia; Rooms (nuevos diseñadores, Tokio); 100% Design (diseño de muebles, Londres); MIP TV (contenido audiovisual, Cannes); Popkomm (contenido musical, Berlín). En ciudades donde no existen eventos establecidos, como Santiago, Asunción o Panamá, armamos nuestros propios eventos para que las PyMEs argentinas puedan mostrar sus creaciones - y vender.


Bueno, era un aviso parroquial nomás. Los que estén interesados, pueden acreditarse aquí

miércoles, 1 de junio de 2011

¡Qué caro está el yen!

La semana pasada, Cookie Monster escribió un excelente post sobre uno de los misterios del sistema financiero internacional: la valorización del yen de los últimos años. En su momento quise hacer un comentario con un par de ideas, pero se me hacía muy largo y decidí escribir esto. No tengo para nada la intención de esbozar una respuesta - nadie la tiene, y además tiene razón Cookie en eso de que una respuesta quizá requiera una pila de argumentos ad hoc. Pero como uno de mis entretenimientos favoritos de este blog es desmitificar a Japón, ahí va.


No sé bien por donde empezar, así que empiezo por el 80. El dólar a 80 yenes. Una sóla vez había ocurrido en la historia, en abril de 1995, justo cuando la Argentina ardía al ritmo del tequila. La deflación japonesa recién empezaba, y por ese entonces la apreciación del yen implicó que por unos meses la economía japonesa estuviera a punto de alcanzar el tamaño de la de EE.UU. Si el yen se hubiera apreciado hasta los 75, Japón hubiera sido en 1995 la mayor economía del mundo.


15 años de deflación y pobre crecimiento económico después, la noción que un puñado de islas con una superficie similar a la de las Provincias de Buenos Aires y Entre Ríos juntas pueda tener un PBI igual o mayor que el de la superpotencia económica es risible, y la pregunta que yo le haría a Cookie Monster entonces es: ¿cuál es el valor para el yen en términos de dólares que te haría sentir cómodo? 80 es un absurdo, pero ¿con 90 estamos bien? ¿Habría que volver a 100 yenes por dólar?


A veces tenemos la tendencia a considerar el precio de la moneda como un reflejo de un montón de fundamentals que hacen a la fortaleza económica de un país, pero en el fondo es sólo un precio de mercado más. Es el precio que te debería equilibrar las cuentas externas. Como queda claro en este gráfico, Japón y Alemania generan un superávit de cuenta corriente de US$ 150 mil millones año tras año tras año. Uno puede ponerse a cantar loas a las industrias japonesas y alemanas que, con su excelsa competitividad generan esos flujos positivos anuales que nos llenan de agua la boca. Pero también puede tomarlo por el otro lado de la balanza: Japón y Alemania como máquinas gigantes de generar excedentes de capital y exportarlos al resto del mundo. La cuenta corriente entonces es el reflejo contable de esa realidad.


Lo que me lleva a la segunda parte de este post: ¿qué se hace con esos formidables excedentes de capital? Ya hace más de 10 años que los excedentes japoneses van por un tubito directamente al resto de Asia - principalmente a China. En los '90, empezaron con la onda de la "fragmentación": la idea que el Este de Asia puede ser un espacio productivo integrado, una plataforma exportadora. En la mente de los japoneses, el esquema funciona así: los aspectos clave de la producción (los de mayor valor agregado) quedan en Japón, y la manufactura y ensamblaje se reparten entre distintos países del Asia (China, Tailandia, Malasia, Taiwan, Corea, Vietnam, Indonesia, Filipinas, etc). El diseño, la tecnología, el capital y la marca son japonesas, y Japón se guarda la producción de partes sensibles (motores, por ejemplo). Todo lo demás es producido y ensamblado bajo inversión directa japonesa u OEM en distintas partes del Asia y re-exportado al resto del mundo.


Los primeros resultados de esa estrategia fueron formidables. En 1997, por ejemplo, la revista Time anunciaba en una nota de tapa que Sony iba a dominar el mundo. Pero allá por el año 2000 se produce un cambio: mientras las empresas japonesas se estaban llenando de plata gracias a las exportaciones a bajos costos, el consumidor japonés seguía pagando precios japoneses por bienes hechos en Japón. Y se viene la segunda gran ola, que los medios japoneses llamaron kudoka - el vaciamiento industrial japonés.


Kudoka es el nombre que se le da al proceso de desindustrialización de Japón. Es un proceso que se llevó a cabo de manera rápida: en 1999, cuando llegué a Japón, era difícil encontrar productos importados en las tiendas. Todo era made in Japan. Allá por 2004 el grueso del kudoka estaba concluído, y uno encontraba exactamente los mismos productos pero manufacturados en Asia. Un 25% más baratos que 5 años antes.


La prensa amarilla japonesa se agarró del tema del kudoka como garrapatas, y no había semana que uno no viera titulares diagnosticando las 7 plagas del apocalipsis. A esta altura, queridos lectores, ustedes se preguntarán qué corno tiene que ver el kudoka, el sudoku o el tsunami con los 80 yenes por dólar. Es una muy buena pregunta. Contestarla se me hace muy largo para hoy, así que al mejor estilo diletante berreta les dejo planteadas otras preguntas:


  • En un país con un desempleo que jamás ha superado el 6% y con un índice de precios inicial artificialmente inflado por una burbuja de activos, ¿es tan malo tener un proceso a largo plazo de deflación de un 2% anual? ¿O es mejor la alternativa latinoamericana de cambiar los precios de golpe, con una devaluación?
  • En una situación donde los jóvenes quieren ser diseñadores, científicos o artistas y aborrecen el trabajo en plantas industriales, ¿es mejor importar trabajadores o exportar el trabajo? Esta pregunta me la hizo el funcionario del Ministerio de Finanzas que estaba encargado de la crisis argentina, en el año 2002.
  • Lo que Cookie llama "nafta poblacional"... es un pensamiento medio siglo XIX, ¿no? O sea, ¿el éxito de una nación está dado por la cantidad de sus habitantes?
  • Japón tiene la misma población hoy que hace diez años, y tiene aproximadamente la misma densidad poblacional que la India o que Bélgica. Si la Argentina tuviera esa densidad, seríamos 930 millones de almas. Con esa población, ¿realmente querríamos más?
  • Esto es una proposición ad hoc, así que pido perdón por anticipado. Supongamos que la tasa de xenofobia en un país es una constante internacional, digamos, del 20%. Aguantar a 25 millones de japoneses y 8 millones de argentinos protestando que los chinos son sucios, que los bolivianos nos afanan la atención médica, que las enfermeras filipinas vienen a buscar machos, que la criminalidad es culpa del extranjero es insoportable. ¿Se imaginan si fueran 186 millones de argentinos con esa perorata? Yo pido asilo político a Groenlandia.
Pero siempre queda una pregunta final. Estos pibes, ¿realmente están en el horno con papitas?